Desde tiempos inmemoriales, cada tribu de los antiguos habitantes de México era comandada, en lo espiritual, por una mujer o un hombre o varias mujeres y varios hombres que se destacaban por su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Por lo menos a partir de los Toltecas, estas mujeres y estos hombres de conocimiento comenzaron a fundar linajes, mediante los que, a través de una cadena de sucesores, transmitían, de generación en generación, su particular forma de crear la realidad. El número de linajes que  existen actualmente en México es indeterminado, aunque se sabe que es abundante. Muchos de ellas yellos sobrevivieron a la Conquista; otros fueron creados después de ella. Se les encuentra en casi todo pueblo, comarca o ciudad, y forman una subcultura de complejidad y riqueza insospechadas. Se dedican a curar enfermedades, a pronosticar el futuro, a dar consejos y aliviar angustias. Son consultados por pueblos enteros ya que en ellos encuentran guía y consuelo. Su capacidad intuitiva es generosa y su vocación iniciática lo es aún más. Son los portavoces de las tradiciones milenarias y representan la más verdadera y misteriosa raíz de lo mexicano. Algunos realizan hazañas casi milagrosas de intuición y conocimiento y casi todos gozan de un poder de voluntad y de un optimismo envidiable.

Luchan en contra de la hechicería y se consideran defensores del desvalido y del débil.  

Jacobo Grinberg (Mexican neurophysiologist and psychologist)

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